el caos de la danza sin ideología y el vivero de los «escritorazos» de moda

POR ROGELIO GARCIA

Con un título que evoca los ardientes eslóganes de los rebeldes del Mayo del 68, (en un momento pensé que decía “¡Cuba va, Cuba va!”) la nueva izquierda criolla de las dos orillas nos obsequia con otro ejemplar para su biblioteca: un libro que, según las enigmáticas notas de contraportada redactadas por tres conspicuos «escritorazos» del ajiaco cubano, parece describir todo menos el contenido de la obra. Eso sí, como es costumbre, se alaba efusivamente al autor con toda una retahíla de elogios trillados.

La primera nota, firmada por un renombrado escritor exiliado, empieza con la sutileza de un maniquí en una cristalería: «Aunque Joaquín Gálvez goza de una reputación poética envidiable, no deja de sorprender su incursión, con relativo éxito, en otros ámbitos intelectuales. Sin embargo, deja una impresión favorable…», y así sigue el rollo…

La segunda nota adopta un tono más desafiante, cortesía de un anticastrista de izquierda de la isla, ferviente antimperialista y anti-Trump: «Gálvez no anda con rodeos ni hipocresías… Va directo al grano y suelta unas cuantas verdades incómodas… sin miedo a pisar callos… cuestiona al papa Francisco, a los Premios Nobel, al nacionalismo catalán, a la polarización política en Estados Unidos y hasta la moda del caudillismo populista en Latinoamérica.» Todo un cuestionador implacable, un titán de la crítica literaria.

La tercera nota aporta un toque de universalismo franco al libro, convirtiéndolo prácticamente en cenizas: «Con su característica franqueza, Joaquín Gálvez se sumerge en las profundidades…». Sí, porque hay que ser un submarinista experto para encontrar en las profundidades del libro «las problemáticas socioculturales que marcan nuestra época…».

No me atrevo a aventurar más sin haber leído el libro, pero está claro que hay una propaganda oculta y subliminal promoviendo el bidenismo en detrimento del trumpismo. Una maniobra del editor donde el autor del libro parece ser poco más que un títere caricaturesco en el escenario de la izquierda disfrazada.

Y ¿qué decir del diseño de portada del libro? Bueno, la izquierda siempre encuentra formas únicas de expresarse, ¿verdad? Desde un enfoque de diseño altruista por la igualdad de los pueblos latinoamericanos en EE. UU., por supuesto.

Pues bien, para la gran presentación del libro, ¿qué les parece tener dos opciones? Una, en la legendaria «La otra esquina», donde aparentemente la gente baila al ritmo de la anarquía ideológica. La otra opción sería el tan exclusivo «Artefactus», donde al parecer se crían los escritores izquierdistas de Miami. Por supuesto, no podemos perdernos la oportunidad de elegir entre el caos de la danza sin ideología y el vivero de los «escritorazos» de moda.